185. El técnico del servicio de televisión (II/II)



...Continuación

El técnico preparó los alicates y los metros de cable con el entusiasmo que mostró desde que bajaron los televisores de taxi. Preparado, visualizó fácil el lugar donde poner la antena satelital, sin necesidad de montar a los techos.

El lugar elegido fue en los muros que bajaban al patio del primer piso. Allí la señal estaría garantizada, lo difícil era llegar al muro. Pero eso no fue problema mayor. El técnico de precavido quitó toda la ventana, que consistía en un gran vidrio opacado que impedía llevar la mirada adentro al patio ajeno. Asomado de lado, taladró hacia sí mismo en el muro contiguo a ventana, sacando el brazo y curveándolo hacia dentro. Hizo los huecos con lentitud y descansó. 

-A usted le gusta la marihuana? -le dijo el técnico a G. 

-Pues no tengo problema con eso -susurró. 

-Ahh, bueno. A mí me gusta la cosa. Sino que hay clientes a los que les molesta. 

Acto seguido el técnico prendió un lillo de papel marrón y olor a mora. Echó dos caladas lentas. 

-¡Ahora sí! -dijo animado. 

Terminó rápido de instalar la antena, sincronizar la señar con el indicador en los televisores, limpiar y poner el vidrio mejor de lo que estaba cuando llegaron. Mientras esto hacía, conversaba anímico. Contaba historias de fiestas de días seguidos en municipios lejanos y, de otro momento a uno, empezó a contar cosas de su trabajo. 

-Su papá porque llamó a la central, pero si nos llaman a nosotros le instalamos el servicio para toda la vida -dijo fresco. 

-¿Cómo es eso? -preguntó G. 

-Tenemos un man allá adentro de la empresa que reactiva los módems desechados -respondía ahora mientras sacaba una bolsita de polvo blanco. 

G. miró. 

-Toca tirar aguante para terminar los servicios y ahí sí almorzar -dijo el técnico.

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