178. El accidente de los huevos (III/III)


Los atracadores recibieron un trompazo de la Hilux que los lanzó contra la acera donde el asistente de H. ofrecía los huevos. La moto pasó rosando la acera y el asistente, que pregonaba sobre los huevos huevitos llévelos, recibió encima una moto de repartidor que bajaba la loma y por esquivar la trompa de la camioneta, se le tiró encima. El repartidor tuvo una amplia cortada que le dejó a la vista el fémur. Quedó en el piso junto al asistente con los huevos quebrados, ambos, trabajadores que volvían a arrancar luego de la quietud de la cuarentena, se veían perjudicados por los dueños de lo ajeno.


Los atracadores dejaron la moto e intentaron correr hacia arriba por un rastrojo paralelo a la loma. Pero el policía, el piloto de la Hilux y su copiloto, salieron detrás y le dieron cogida oportuna mientras todos los vecinos del barrio se asomaban buscando explicación los sonidos del rugido del motor, la sirena y el golpe seco al final. Cada quien se fue asomando, y de a pocos fueron saliendo a la acera, cercando y abucheando a ambos tipos que siendo dominados en el piso iban siendo esposados.

En medio del descontrol los vecinos empezaron a golpear a los detenidos. Unos les daban puntapié y se alejaban, otros se quedaban encima gritándoles. En eso el copiloto de la Hilux, sintiéndose con autoridad recogió el bolillo caído del policía y empezó a pegarlo contra las espaldas de los atracadores que intentaban cubrirse la cara, aunque la sangre ya les veteaba desde las sienes hacia abajo. Estos empezaron a llorar implorando que no les golpearen más, pero la gente continuaba enfurecida, y entre más personas llegaban a filmar con celulares, y entre más abucheaban, más los golpearon hasta que llegó una patrulla para llevarlos presos.

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