216. Libro pirata

El libro queda fabricado casi a identidad del original. Es de tamaño para un bolsillo trasero, papel áspero y grueso, ciento y algo de páginas, portada de cartulina sencilla y en ella plasmada la ilustración de una máquina de escribir sobre ruedas, en un fondo marrón desteñido.

No se reconocería lo pirata del libro, a no ser por el refilado de las hojas, la incongruencia en el número de las primeras páginas, lo torcido de los versos respecto a la vertical del margen, lo delgado de la franja de pegamento en el lomo visto desde los extremos.

El libro apareció en plena feria del libro de la ciudad. Llegó en el bolsillo de un tipo con chaqueta impermeable abierta y caída sobre un pantalón desajustado. El tipo entró al primer stand del pabellón de libros leídos, directo al primer librero que vio.

-Tengo un libro para vender –dijo con una mano oculta.
-Dile al jefe –y señaló al viejo que atendía más adentro donde se juntaban las estanterías.
-Traigo este. Deme 100 -dijo mostrando el libro, con la seguridad que el título y el autor la daban.
-A ver miro... Este es chiveado - repuso el librero después de una mirada rápida.
-No es cualquier chiveado, además un Lemos original ya no lo encuentra.
-Le doy veinte.
-Deme cincuenta.
-Veinticinco.
-Está bien. Páselos.

El tipo se lo entregó al librero y fue a guardarlo en una caja bajo una mesa con mantel. De inmediato, yo dejé mi trabajo al otro lado del stand y fui a mirar qué libro era. Lo compré en treintacinco.

Lo leo y comparto reseñas y partes en internet. Desde entonces recibo ofertas en la ciudad y desde Centroamérica. Ninguna oferta baja de cien. A todos les digo que es un libro pirata. No les importa.


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