214. Levantamiento del Mocho Giraldo

Recibí la llamada. Quedamos en que subía por la Playa y, a la altura del Palacio de Bellas Artes, al frente, encontraba la vieja casona. Estuve por ahí, sin saber cuál era la casa de la librería del Mocho Giraldo. Tuve que llamar. La casona había sido remodelada cediendo parte de su frente a un negocio de pasteles hojaldrados y el ingreso era una puerta bastante delgada.

Era la puerta a un pasillo igual delgado, al que más estrechaba una estantería, atiborrada de libros. Como la entrada, todo el perímetro de la casa, todas las paredes, estaban forradas de estanterías y libros. El pasillo central tenía estanterías con tres niveles de profundidad de libros, además de tablas de lado a lado, que servían de puentes para colocar, más libros. El tronco de la casa era un túnel, de libros. Las alcobas no tenían estanterías sino torres, de libros, llegando hasta el techo alto, de una arquitectura urbana de inicios del veinte.

Teníamos la tarea de empacar todos los libros cinco días. Cuando llegué ya otros empacaban en las habitaciones centrales. Empecé desde la última habitación, la más pequeña, donde durmió y murió el Mocho. Había pilas de diccionarios gigantes, recostados contra pareces que de abajo hacia arriba se llenaban de humedades. Los empaqué, y a poco encontraba otros vestigios del gran magnate y negociante de libros.

Encontré fajos de recibos de ventas con más de media docena de ceros, alguna que otra medallita de pentagramas esotéricos, tarots y el Universo Centro de hacía dos semanas. En la portada, fotos de las estanterías que ahora recogíamos y el Mocho joven. Leí la crónica y entendí a poco los hechos, de los que íbamos recogiendo los últimos vestigios. El gran magnate nacional, acusado de piratear a García Márquez, vendedor estrella del gnosticismo.



Comentarios

  1. Oh, querido Mixjuin.
    O texto relembra momentos gloriosos dos papéis com fungos, poeira; e muita cerveja.

    Saudações meu farafafá.

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    1. Ey, Cara. Assím é. Para mim lembra muito das pausas fumando cigarros sentados ao pé das estátuas na Playa. Lembrar, lembrar, lembrar!!

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