197. Siento


El sol salió a la hora acordada. Ha iluminado los campos y secado el rocío que en la madrugada goteó de la grama y las ramas. El sol hizo a las flores tensar los pétalos hacia alrededor y dirigir a lo alto el núcleo de polen, dispuesto para recibir las abejas. De los sitios donde las flores en vez de abrir, cayeron, asomaron frutos verdes. Por estos llegaron las aves que cantaban desde antes más temprano invocando, a pesar de la certeza, la llegada del sol.


Si el sol no hubiera aparecido, en catorce horas toda forma vida, expectante sobre el planeta tierra, hubiera muerto. Ningún ser habría continuado en sus organismos los procesos de las sustancias. La quimera de la vida hubiera pausado y los cuerpos endebles agonizarían, secándose como si les desinyectaran un alma.

Si el sol salió,

¿por qué hoy me siento tan mal? 


El filo del acero entró abriéndose espacio entre la piel. El cuchillo cortó el dedo. De inmediato la sangre salió, limpiando en su recorrido la infección que el metal había dejado al fondo de la carne. Cuando la sangre se secó, por el pequeño rastro que dejó semihúmedo, la piel empezó a unirse, como si nunca hubiera sido fileteada. Al otro día, ante la mañana luminosa, la piel en su temprana fase, una grieta con aspecto de soldadura, juntos los pedazos separados. 

Varios soles luego, que son el mismo, una gruesa capa de piel llenaba el antiguo corte en el dedo. Ahora se trataba de una piel más resistente, de un cuero más reciente. Un cuero tan fino, que no deja pasar el filo del acero cuando por error vuelve a rozar la piel de los dedos intentando romper más.

Si la piel del dedo ha cicatrizado,
¿porque hoy me siento tan mal?

Comentarios

  1. Este cuento resume el pasar de mis días desde hace tiempo. Gracias por eso.

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    1. Reconocer en justas medidas los momentos de desequilibros, pues de esto también va la vida. A vos gracias por leer!!

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