El juego de niños tiene sentido por la seriedad con que se hace. Si, digamos, un juego no es tomado en serio, sería aburrido, tanto como son las cosas serias de los adultos. Por eso lo principal para un juego es aprender, no tanto las habilidades necesarias para jugarlo, sino un saber general a todos los juegos. Esto es, la magia de hacer "como si". Algo como permitirse una simulación corta sin interferencias de la realidad. En otras palabras, es, como dicen, meterse en la movie. El juego del seguimiento en bicicletas trata de, una fila india de riders siguiendo a un cabecilla atravesar un complejo circuito de obstáculos y, quien falla poniendo el pie en el piso pasa a la cola:
Los ciclistas de varias cuadras arriba y abajo aparecen en las tardes de vacaciones escolares, luego del almuerzo, cuando a declinar el sol se prepara para bajar por el firmamento hasta meterse detrás de alguna montaña. Montan por aceras de numerosos escalones y viejas mangas de morros tupidos. A las placas de pavimento las raíces de los árboles levantaban haciendo pequeñas pirámides que les funcionan como ramplas.
Almuerza b., más temprano y solo a la mesa. Sale cuando el sol está justo encima y no vuelve hasta recién la noche. Del medio día, hasta cuando salen los otros competidores b., repasa los obstáculos de las dificultosas pistas que antes le hicieron poner pie en el piso, e idea nuevos circuitos que solo él domine.
Mañana todos saldrán cuando el crepúsculo rojee y escogerán el modelo y color de la moto que montarán durante el anochecer. B. habrá inventado un circuito que lo mantendrá en cabeza durante gran parte del juego. Esperará tranquilo el primer puesto y ejecutará aquella ruta manteniendo un rendimiento, tan digno para aquel decisivo momento.
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