174. Cha77arrero

Siempre he recordado los grafos de la banda Cha77arrerox de la barra del Deportivo Independiente Medellín. Los avistaba al sur de la ciudad en muros de edificaciones viejas y otras un tanto más recientes, pero igual de abandonadas. Su nombre lo rayaban en un trazo grueso y oscuro, con letras de ángulos agudos, difíciles de leer y conformando una estética urbana violenta. Desde entonces este es el referente que tuve de esa palabra, que por lo demás es de fonética fuerte y golpeona.

Pero ahora esta palabra la renuevo cada mañana, cuando pasa un camioncito mediano tipo jaula, anunciando que compra todo tipo de objeto abandonado. Va despacio, con una grabación que se repite mientras el conductor avanza con una mano sobre el volante y arriba en el volco el ayudante va pendiente de alguien que les llame. Este va sosteniéndose, parado entre toda la chatarra que reposa ya clasificada en grupos y dispuesta en un orden que da una imagen renovada del conjunto de objetos. La grabación hace una numeración de toda esa chatarra posible abandonada en los hogares y así en discurso da nuevo aire a ese viejo mundo material.

De un tiempo para acá he estado, más que guardando, evitando sacar algunos objetos junto la basura. Por ejemplo rines, marcos de bicicleta, herramientas y electrodomésticos rotos, botellas, cajas, y un largo entre-otras-cosas. Tanto así que ya el espacio para guardarlos rebasa la capacidad de nuestro zaguán. Cada día, al momento de arrojar la basura, todos acá me miran feo, resentidos, ahogados por la falta de espacio. Siempre les respondo que venderé todo al camioncito en la mañana siguiente. Pero cuando me hago la idea de sacarlos a la venta, escucho a los compradores enumerando y los veo ordenando. Pienso entonces: es mejor quedarme con toda mi chatarra.


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