153. En la mesa


Ciertos árboles dan sombra toda la mañana y parte de la tarde sobre la grama plana. En ella se riegan mesas y sillas de metal guardando entre sí una distancia de más o menos dos metros, de modo que una conversación no interrumpe otras. 

En la mañana llega una mujer rubia, de saco blanco, camisa negra, pantalón melón oscuro en tela delgada y una mochila rectangular. Saca un termo metálico y lo pone a un lado sobre la mesa. Después saca una laptop y mientras la abre, se sienta. 

La mujer se quita el saco, mira la pantalla de la laptop, saca un celular, lo pone sobre la oreja y empieza a hablarle sosteniéndolo a la altura del mentón y de modo horizontal con la pantalla de frente al cielo. Lo regresa sobre el oído, lo baja y vuelve a hablarle. 

Haciendo esto, llega una mujer rubia, de cara sonrosada, jean con la bota alta y blusa en figuras negras a fondo blanco. La mujer sentada estira el cuello para saludar de beso en la mejilla. Una se sienta al frente de la otra. Sacan unos chips de maíz. Cada una agarra uno y lo pone sobre la palma de la mano contraria para comerlo a pedacitos. 

Sin dejar de conversar, cada una se frota los brazos, remanga el pantalón bajo la mesa y soba de las espinillas hacia las pantorrillas. De repente la primera mujer se recoge el cabello con un chulo de plástico y se pone el saco. 

La recién llegada saca una laptop, la abre y toca el panel mientas habla, sonando alto los vocablos y moviendo a cada frase la pierna que tiene cruzada sobre la otra. Mientras, la primera mujer sonríe y responde sin detener los dedos ni quitar la mirada de la pantalla celular.


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