135. Caminar el Olaya Herrera II: Carlos Gardel

Caminando R., se cuenta la siguiente historia:

La tarde del 24 de junio de 1935 en Medellín, Carlos Gardel caminaba sobre la pista del aeródromo Las Playas, para viajar al sur, hacia Cali. Iba con su banda para continuar la gira que había iniciado tres meses antes. Cuando dio los primeros pasos, la magnitud del paisaje le hizo demorar en la conversación que llevaba con Ernesto Samper, el piloto.

Las montañas lejanas que bordeaban el valle lucían cóncavas hacia arriba. El cielo, enmarcado en el óvalo formado por las montañas alrededor, tenía cuatro aspectos diferentes. Al este nubes cristalinas y naranjas sobre un fondo azul claro, al norte estaba oscuro, al oeste el sol se metía en la montaña irradiando un color amarillento y al sur era lila con brillos azul fluorescente. El sur se mostraba sobre la montaña como un camino hacia un lugar mágico.

Cuando Gardel reaccionó, aturdido por la intensidad de sus observaciones, Ernesto tenía una mirada resentida, defraudado por lo parco de su interlocutor. Gardel respondió en vano porque ya llegaban a la puerta del Trimotor Ford. Todos abordaron la aeronave. Desde su ventanilla, Gardel seguía taciturno mirando las montañas, sin poder alcanzar las frases de la conversación que avanzaba entre todos ahí dentro.

Ernesto volvió a decir algo desde su puesto de piloto mientras accionaba el motor. Gardel ya había vuelto a las montañas y no entendió. Le quedó retumbando el tono tosco con que Ernesto habló. Desde su ventanilla Gardel miró abajo cómo la pista pasaba, e imaginó una cinta cinematográfica. Vio en ella sus últimos días de gira. De momento un sacudón de la aeronave hacia un lateral le dejó la vista borrosa. Después empezó a ver todo de un color lila con brillos azules fluorescentes.

Pensó Gardel que iban camino al sur.


 
“Gardel en Llamas”. Dora Ramírez. Acrílico sobre tela de 1.20 x 1.20m. 
 

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