85. Escena amorosa

La tarde nubla al día. Pájaros se resguardan en los nidos. Los gatos por el callejón se echan en las capotas de los carros, en los muros de los balcones de ladrillo, en cuencas de las cañerías secas. En las ventanas asoman señoras, miran el firmamento y dan un paso de tango con la cortina. Un Chevrolet viejo entra al callejón y se detiene en la mitad, frente a una casa con cortinas de tejido traslucido. Minutos luego, de la casa enfrente sale una señora y va hasta la ventanilla del auto. Le extienden un ramo de rosas rojas. Ella recibe, sonríe, plasma un beso en la mejilla del conductor, que seductor muestra el brillo de los dientes. Da un paso atrás, el carro arranca con ímpetu, se queda mirándolo hasta que dobla en la esquina. Da media vuelta para regresar a la casa, mas cuando pisa la acera un hombre la detiene, la gira de frente agarradora del hombro izquierdo. Ella tira la mano del hombre, da un paso atrás. El hombre de traje ancho y oscuro se pone colorado mientras intenta hablarle a la mirada esquiva de la mujer. Ella mira al muro del frente, mira a los gatos que siguen acostados, mira luego al cielo que sigue oscureciendo. El hombre le agarra, ella impulsa el cuerpo hacia atrás y al zafarse el ramo se eleva varios metros encima y cae esparciendo pétalos alrededor del encuentro. El hombre se baja de la acera al pavimento y sigue diciendo cosas a la mujer que lo mira fijamente. Los dos se miran con la boca cerrada. Luego de largos segundos ella camina hacia la puerta, encuentra las llaves entre el cinturón del vestido. Cuando abre la puerta el hombre vuelve agarrarla.

Desde adentro lo jala detrás de ella. Quedan encerrados.

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