84. Navidad

Es día de noche buena y los hijos de E. no cuentan con regalo, porque su padre no ha dicho nada sobre eso. Desde que superaron frente a sus padres el mito del niño que deposita regalos en alcobas, las navidades en que reciben regalo es porque su padre les pregunta, unas veces directa, otras indirectamente, y con bastante tiempo de antelación. Son las dos de la tarde y los tres hijos de E. en casa no cuentan, no se dejan poseer de expectativas que rondan por el barrio en la mente de otros niños y que de atender les haría tanto daño.

Dos días antes de noche buena el celular de E. registra dos llamadas perdidas de un número desconocido. A la mañana siguiente alcanza a contestar. Saluda una voz masculina y joven que E. se demora en reconocer. “Tío”, le dice la voz ayudándole a ubicar. Sobrino y tío se contextualizan en general de cómo va la vida y la actividad que desempeñan actualmente para estar económicamente. Se mienten. Pasan al tema de los tres chicos, luego a los regalos de navidad. Entran en intervalo de frases modestas. Quedan en verse a la mañana siguiente.

Es noche buena y todos acaban de cenar. Unos hijos se dejan ir por los cuartos, otros salen a la acera. Ambos padres se quedan terminando de limpiar la cocina y de reubicar objetos mal puestos por el resto de la casa. Así pasan hasta media noche cuando sin llamado todos acuden a la sala. Con tranquilidad, E. viene con los regalos. Sus hijos miran abiertos. Cada uno recibe en las manos lo que quiere y nunca pidió por escrito o a voz. E. les dice quién hizo de niño Jesús ese año.

Los niños extrañan que los aparatos vengan sin sus cajas.

Comentarios