«…porque cuando
se dice “A través de las ranuras entra bien dinámica cada partícula caracterizando
una existencia” se prefiere dejar así y no explicar, por ejemplo: que se está
refiriendo a las ranuras de entre las
teclas de un viejo teclado QBEX; que el bien
dinámica es porque cada partícula danza por la gravedad, inevitable, como
bola de Pinball; que son partículas de reino vegetal y animal alguna vez
preparadas en estofado, y que luego, reposando al interior de la bodega
inferior del portaaeronaves QBEX, quedan dispuestas a ser pesquisas de antaño
sobre la existencia de un organismo vivo al que nunca alimentaron; que a través se escribe con la intención de hacer
especificidad en el enfoque visual desde el que ha de proyectar el lector todo
lo dicho por la frase, un enfoque cerca del delicado trayecto de la partícula;
y por último, que, en igual intención de especificidad para la escena sugerida,
se escribe cada para que la acción de
la partícula mencionada el lector se la repita infinitamente: para que se sepa de
las infinitas repeticiones que propone la frase. En síntesis, se deja así y el
escritor evita meloserías, ridículos expositivos, y, lo más importante, deja lugar
al lector en la realización poietica.»
«No. Hermanos, no estoy de acuerdo.», dijo alguien desde un rincón de la bodega. «Yo tampoco», agregó R., par de segundos luego. «¡Nos está irrespetando, nos está irrespetando!», dijo el viejo intentando pararse de su sillón. «Tranquilo. Tranquilo.» le dijo Segismundo al viejo mientras le servía de apoyo junto con R. «Que se retire ya. ¡Ya!» agregó el viejo. «Ya oyó, señor. Por favor.», gritó Ramiro sin moverse del rincón contra el que se recostaba. «No, no, aún no termino». «No. No. ¡Entre más hablés es peor!», colérico, gritó Segismundo soltando al viejo.
«No. Hermanos, no estoy de acuerdo.», dijo alguien desde un rincón de la bodega. «Yo tampoco», agregó R., par de segundos luego. «¡Nos está irrespetando, nos está irrespetando!», dijo el viejo intentando pararse de su sillón. «Tranquilo. Tranquilo.» le dijo Segismundo al viejo mientras le servía de apoyo junto con R. «Que se retire ya. ¡Ya!» agregó el viejo. «Ya oyó, señor. Por favor.», gritó Ramiro sin moverse del rincón contra el que se recostaba. «No, no, aún no termino». «No. No. ¡Entre más hablés es peor!», colérico, gritó Segismundo soltando al viejo.
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