-Buenas tardes.
Busco un libro que en el catalogo aparece disponible y no hay nadie leyéndolo
ni en esta sala ni la otra.
- Buenas tardes, señorita. ¿Qué número tiene el libro?
-Mire –le estiró el brazo con el celular, y la encargada de la biblioteca esquivó ver la pantalla-. No aparece como prestado.
-Espéreme revisamos en el ordenador.
La usuaria de la biblioteca se acomodó el bolso a un solo hombro y siguió a zancadas rápidas y cortas a la encargada, quien se alejaba hacia las estanterías a zancadas largas pero disimuladas. Detrás, por poco la pierde de vista mas alcanzó a ver entre qué estanterías ingresaba. Al llegar al sitio donde debía estar libro, la encargada terminaba de confirmar la ausencia y se disponía a regresar por la misma ruta que acababa de tomar.
Sin detenerse pero restando un poco la velocidad, la encarga dijo a la interesada en el libro, quien apenas se le acomodaba al paso de regreso:
-¿Usted cómo sabe que no lo está leyendo nadie acá en la biblioteca?
-En el catalogo aparece una fotico de la carátula… Además, ya lo he prestado –explicó mirando ágil, de mesa en mesa-. Es blanco, gordo, de mil ciento cincuenta y algo de páginas.
Fueron inspeccionando hasta el otro extremo de la biblioteca y regresaron a la recepción, ubicada en el centro.
-Parece haber un libro perdido. En el catalogo no aparece prestado, sobre ninguna mesa está –dijo la encargada a su compañero-.
-¿Qué referencia tiene?–dijo el compañero a su compañera-. ¿Cómo se llama el libro -agregó estirando un poco la cabeza hacia adelante-, señorita?
-Déjame escribo…
“Aparece disponible: Ok. Hace más de un mes no se presta… ¿Dónde estará?”
“Señorita, seguiremos en búsqueda. En el momento no podemos decirle algo con seguridad.”
-Puedo seguir esperando…
- Buenas tardes, señorita. ¿Qué número tiene el libro?
-Mire –le estiró el brazo con el celular, y la encargada de la biblioteca esquivó ver la pantalla-. No aparece como prestado.
-Espéreme revisamos en el ordenador.
La usuaria de la biblioteca se acomodó el bolso a un solo hombro y siguió a zancadas rápidas y cortas a la encargada, quien se alejaba hacia las estanterías a zancadas largas pero disimuladas. Detrás, por poco la pierde de vista mas alcanzó a ver entre qué estanterías ingresaba. Al llegar al sitio donde debía estar libro, la encargada terminaba de confirmar la ausencia y se disponía a regresar por la misma ruta que acababa de tomar.
Sin detenerse pero restando un poco la velocidad, la encarga dijo a la interesada en el libro, quien apenas se le acomodaba al paso de regreso:
-¿Usted cómo sabe que no lo está leyendo nadie acá en la biblioteca?
-En el catalogo aparece una fotico de la carátula… Además, ya lo he prestado –explicó mirando ágil, de mesa en mesa-. Es blanco, gordo, de mil ciento cincuenta y algo de páginas.
Fueron inspeccionando hasta el otro extremo de la biblioteca y regresaron a la recepción, ubicada en el centro.
-Parece haber un libro perdido. En el catalogo no aparece prestado, sobre ninguna mesa está –dijo la encargada a su compañero-.
-¿Qué referencia tiene?–dijo el compañero a su compañera-. ¿Cómo se llama el libro -agregó estirando un poco la cabeza hacia adelante-, señorita?
-Déjame escribo…
“Aparece disponible: Ok. Hace más de un mes no se presta… ¿Dónde estará?”
“Señorita, seguiremos en búsqueda. En el momento no podemos decirle algo con seguridad.”
-Puedo seguir esperando…
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