-Usted acolita el robo
dentro de su familia –dice apuntando la boca hacia el espacio abierto de la
ventana-. ¡Sin vergüenzas! ¡Usted es un ladrón igual que su hermanito!
De luces estacionarias encendidas, un automóvil se acerca y frena en la mitad de la calle. Un hombre se baja. Sin cerrar la puerta, rodea al auto por detrás mientras saca algo del bolsillo y con ello apunta a la señora de contra la ventana.
-Esta es la señora que molesta en casas ajenas ¡Vean todos, conózcanla!
-¿Me vas a tomar fotos, querido? ¡Mira! –se pone una mano atrás de la cabeza y otra en la cintura.
-¡Te vas!
-Su papá es un ladrón.
-¿Vas a seguir molestando mis hijos? Es mi casa, y te vas.
-Vos sabés que eso no me asusta.
Se abre la puerta y asoman dos niños. El más alto al frente, sin camisa, y el otro mirando desde los extremos.
-¡Nos está amenazando! ¡Nos está diciendo ladrones hace rato! –dice el niño alto dejándose ir contra la señora.
-¡Te largás! –dice el padre con el brazo desde arriba azarando tanto al hijo como a la señora.
-¿Me vas a pegar? No sabés lo que tengo acá –ingresa la mano a la cartera.
-¡Siempre venís borracha! –dice le padre.
-Vine por lo mío. ¡Son unos ladrones!
-Siempre venís borracha –dice el padre.
-¡Vengo por lo mío!
-Usted con ese brazalete, y acá dando lidia… ya vienen –dice el padre yendo de la acera hacia el automóvil y regresando-. Mírelos. Ahí vienen.
-Usted sabe que ellos no me asustan –dice la señora en tono más bajo.
-Esta vez sí se te va hondo –dice suave mientras las motos parquean.
-Ahí veremos. Siempre ha sido igual. El mañana todavía está por llegar, joven.
-¿Qué es lo que sucede, señores?
De luces estacionarias encendidas, un automóvil se acerca y frena en la mitad de la calle. Un hombre se baja. Sin cerrar la puerta, rodea al auto por detrás mientras saca algo del bolsillo y con ello apunta a la señora de contra la ventana.
-Esta es la señora que molesta en casas ajenas ¡Vean todos, conózcanla!
-¿Me vas a tomar fotos, querido? ¡Mira! –se pone una mano atrás de la cabeza y otra en la cintura.
-¡Te vas!
-Su papá es un ladrón.
-¿Vas a seguir molestando mis hijos? Es mi casa, y te vas.
-Vos sabés que eso no me asusta.
Se abre la puerta y asoman dos niños. El más alto al frente, sin camisa, y el otro mirando desde los extremos.
-¡Nos está amenazando! ¡Nos está diciendo ladrones hace rato! –dice el niño alto dejándose ir contra la señora.
-¡Te largás! –dice el padre con el brazo desde arriba azarando tanto al hijo como a la señora.
-¿Me vas a pegar? No sabés lo que tengo acá –ingresa la mano a la cartera.
-¡Siempre venís borracha! –dice le padre.
-Vine por lo mío. ¡Son unos ladrones!
-Siempre venís borracha –dice el padre.
-¡Vengo por lo mío!
-Usted con ese brazalete, y acá dando lidia… ya vienen –dice el padre yendo de la acera hacia el automóvil y regresando-. Mírelos. Ahí vienen.
-Usted sabe que ellos no me asustan –dice la señora en tono más bajo.
-Esta vez sí se te va hondo –dice suave mientras las motos parquean.
-Ahí veremos. Siempre ha sido igual. El mañana todavía está por llegar, joven.
-¿Qué es lo que sucede, señores?
***
Reto dentro del reto: usar la frase "El mañana todavía está por llegar", propuesto por Ana Builes ( http://reto300x300x300.blogspot.com.co/?m=1 ).
¿Qué es lo que sucede, señores? Buen final!
ResponderBorrar