23. Todas las respuestas las encontrarías en Tu biblia

A un cuerpo de metro con ochenta y cinco de estatura le corresponde un grosor de dedos lo suficiente seductor para cualquier mujer. Y, el dedo que más aprecian las mujeres, por el nombre quizá, es el anular. Con este dedo se desfalcan tesoros de princesa.
                Con ese dedo; con tonificar de vez en vez los bíceps, los tríceps y los pectorales; con una cara sin grasa; con motilarse día por medio; podrán, caballeros lectores, lograr cualquier empresa de fornicación.
                Mas, esta fórmula es caduca. Basta con tono grave de voz e ingenio para hablar. Hoy vuelve a funcionar con dos evangélicas.
                Cuando estas dos, una milf y otra teen -seguramente era la hija- llegaron a mi puerta, me preguntaron si creía que el mal de todos los días algún día acabaría. Dije que me lo preguntaba todos los días. Luego me hicieron otras preguntas y agregaron al final que todas las respuestas están en la biblia. Ahí me ofrecieron un curso bíblico gratis. Accedí y duraron dos minutos pensando que ellas me darían el curso a mí.
                Inmediatamente tomaron asiento les dije que yo estudiaba letras y que aproximadamente me leía la biblia cristiana de cabo a rabo cada mes. Les dije después que también leía otras biblias y que al final todas eran lo mismo. No paré de hablar hasta verles la cara roja. Proseguí al segundo en el mismo tono desafiante y ellas poco a poco empezaron a aflojarse el primer botón de la blusa.
                Ya sabía: hablar con maestría de sabelotodo irrespetuoso hace que se exciten. Engravecí la voz. Se volvían sumisas al degradarles su dios. Sulfuradas, desgreñadas y pensando que soy un genio, o el mismo diablo, se lanzaron hacia mí, que estaba de pie, supe sujetarlas, arrancarles la ropa y tenerlas cogidas del moño.

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