22. Maggie es doblemente ficcional: distanciamiento

         Ten mucho cuidado con frustrar esta intención de explicarte el asunto con Maggie. Ya Kant te ha avisado de algunas cosas, mas ten presente: (i) debes creer en mí, es muy importante que creas durante todo el escrito; (ii) no te agobies por este tono frío, a veces agresivo, lo importante es a dónde llega este asunto; (III) te distancia de Maggie, en este momento, dos niveles de ficción y más te vale no adelantárteme en conclusiones.
         Decantemos. Según la lógica que desconfía del lenguaje como fidedigno testimonio de lo ocurrido en el mundo, Maggie es una doble ficcionalidad. Por más que yo a vos te insista en la existencia de Maggie como una mascota que está en tu mismo tiempo y espacio, ella no lo va a estar. ¡Ni yo comparto ahora con vos la misma realidad! Y ella quizá esté acercándose a una triple ficción si sigues leyendo, sin embargo, recuerda, debes seguir leyendo para comprender lo que sucede.     
         Primero debo repetirte que Maggie existe, mas, y por más que me quieras creerme, ella es una doble no-Verdad, nada qué hacer.
         Ahora. Primero: Maggie es personaje de este texto -nota cómo la perrita ya va tomando un primer nivel de ficcionalidad si no te detienes-. Segundo, y acá debes seguir creyendo: Maggie es inspiración a partir de la Realidad; pues es un perro y tiene edad y estorba al caminar –mira, ya va apareciendo el segundo nivel, no te detengas-.
         Entonces, Maggie, perteneciente a la Realidad, que no es más que la ficción de lo Real, es personaje de este relato. Mira. La Realidad de la que nace Maggie, personaje desarrollado durante este texto, es de antemano una ficción.
         Sé lo desolador de esta explicación. Espero que continúes leyendo lo próximo si no quieres sentirte distanciado de Maggie. 

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