REGLAS DE JUEGO (300x300x300)



1. Se publicará un relato diario, con excusa de los domingos por motivos espirituales, metafísicos, psíquicos, físicos, afectivos, o voluntarios del autor.

2. Cada relato tendrá exactamente trescientas palabras, sin contar el título. Los lectores son bienvenidos a comprobar el cumplimiento de esta regla (y, por supuesto, todas las demás). Los motivos tras el trescientos pueden achacarse a la explicación que prefieran, desde cábalas pitagóricas, hasta referencias espartanas.

3. El juego durará hasta la publicación de trescientos relatos. A una cuenta de seis relatos semanales, estaremos jugando durante cincuenta semanas.

4. Romper cualquiera de las normas anteriores vulnerará, en exclusiva, el honor del autor: los lectores son invitados a burlarse cada vez que algo así ocurra.

5. El propósito de publicar en línea es contar con jueces variados para cada uno de los relatos. El autor agradece los comentarios, en especial aquellos que enuncien las fallas. En la literatura —y en la vida— duelen menos los golpes honestos que las caricias falsas.

6. Si el autor llega a pasar más de tres días sin publicar un relato, el reto se considera terminado, y el autor deberá ocultar el rostro, y no volver a mirar a los ojos, y someterse al exilio, y renunciar para siempre a escribir ficciones. El dramatismo de este numeral no lo exime de que sea cierto.

7. Se considera relato cualquier narración en prosa que incluya un comienzo, un nudo, y un desenlace. En caso de debate sobre la naturaleza de alguno de los textos publicados, el autor se somete a la democracia del internet y acepta, como última palabra, la de la mayoría de los lectores.

8. Jugar solo nunca va a ser tan divertido como jugar acompañado. El autor invita a los lectores a compartir sus relatos de trescientas palabras, y —por qué no— a aceptar ellos mismos el reto de 300x300x300 en sus propios blogs.

9. En caso de aceptar el reto propuesto al final del numeral ocho, se deberán cumplir todas las reglas aquí presentadas, particularmente la que enuncia el numeral seis.

10. El lector es bienvenido a ignorar cualquiera de estas reglas, en particular la enunciada en el numeral nueve. En la literatura —y en la vida— vale más saltarse con voluntad las reglas a seguirlas por fuerza de costumbre. El autor, sin embargo, debe cumplir.



NOTA: De aceptar la regla número 8 es de donde se concibe esta manera de recreo. Por lo tanto, se acatan las diez reglas, expuestas en el sitio https://300x300x300.wordpress.com/, blog precursor y compañero de juego.

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