3. Un matrimonio viudo, uno separado y otro por casarse

Alguna vez, J. recibió una llamada y salió inmediatamente del apartamento. Regresó al amanecer, siendo el apoyo para caminar de su exsuegro. El viejo venía con el tórax y el muslo derecho en vendas.
         Llevaban tres meses sin verse. Desde que coincidieron en la casa de la exmujer de J., de la hija del viejo; J. recogiendo a su hija, el viejo diciendo a su hija que pensaba casarse. Ella le dijo que hacía muy poco que su madre había muerto, que respetara algo; él le respondió feo; J. se llevó al viejo a su apartamento por ese fin de semana; y la hija de J. no tuvo salida, mas ella no dijo palabra.
         Esta vez el viejo lleva once días hospedado. Tendría una semana de recuperación y se regresaría a jornalear al pueblo, dijo. Algunas noches J. recibe llamadas de su exmujer preguntándole por su padre y él le responde que sale por las mañanas y hace llamadas hasta poco después de las ocho de la noche; ella siempre termina echándole culpas por si el viejo… por deshonrar la memoria de su madre y J. diciéndole que solo quiere tranquilidad en su casa para trabajar, que él nada va a acolitar.
         Hace unos minutos J. fue por la caja de herramientas guardada debajo de la cama de huéspedes. Cuando iba saliendo tumbó de la puerta un saco y este echó a rodar dos argollas. A pesar de imaginar este momento desde que su exmujer empezó con las averiguaciones, se emocionó bastante e inmediatamente tuvo en su mente al viejo diciendo “Mijo, ¿si no fuera por ese accidente, cuándo me casaba? Dios sabe como hace sus cosas”.
         J. siguió buscando una escuadra y aún sigue usándola, tratando de estar concentrado, pese a la voz fuerte del viejo usando el teléfono.

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